Trastorno del Espectro Autista
EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
El autismo, también conocido como trastorno del espectro autista (TEA), es una condición neurológica que afecta al desarrollo del cerebro y al comportamiento social, comunicativo e interaccional de una persona. Las manifestaciones del trastorno también varían mucho según la gravedad de la afección autista, el nivel del desarrollo y la edad cronológica, lo que lo convierte en un trastorno del espectro, es decir, una condición que afecta a cada persona de manera diferente y en diferentes grados.
Los síntomas del autismo pueden manifestarse desde la primera infancia y suelen incluir dificultades en la interacción social y la comunicación, así como patrones de comportamiento repetitivos y estereotipados. Los niños con autismo pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones sociales, comprender las normas sociales y comunicarse verbalmente y no verbalmente.
Además, las personas con autismo pueden presentar intereses o comportamientos intensos y restringidos.
Pueden tener afectadas las funciones ejecutivas de diversas maneras y en diferentes grados. Las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades cognitivas que nos permiten planificar, organizar, regular nuestro comportamiento, solucionar problemas, tomar decisiones y mantener la atención, entre otras cosas. Algunas de las funciones ejecutivas que suelen presentar desafíos en las personas con autismo son:
- Flexibilidad cognitiva: La capacidad de cambiar el enfoque mental, adaptarse a situaciones nuevas o imprevistas, y ajustar las estrategias según sea necesario.
- Planificación y organización: Establecer metas, crear planes para alcanzar esas metas y organizar los pasos necesarios. Pueden tener dificultades para estructurar tareas o proyectos, priorizar actividades y gestionar el tiempo de manera eficiente.
- Inhibición y autorregulación: Controlar los impulsos, inhibir respuestas automáticas y regular el comportamiento emocional. Pueden presentar dificultades para controlar su conducta en situaciones sociales o para regular sus emociones ante estímulos sensoriales intensos.
- Memoria de trabajo: La capacidad de mantener y manipular temporalmente la información en la mente. Esto puede dificultar la realización de tareas que requieran recordar y manipular múltiples piezas de información al mismo tiempo.
- Atención sostenida: Mantener la concentración en una tarea durante períodos prolongados. Pueden distraerse fácilmente o tener dificultades para filtrar estímulos irrelevantes del entorno.
Dificultades en la sensorialidad, pueden experimentar una mayor sensibilidad o una menor sensibilidad a los estímulos sensoriales en comparación con la población general.
- Hipersensibilidad sensorial: pueden experimentar una respuesta exagerada o abrumadora a estímulos como ruidos fuertes, luces brillantes, olores intensos, texturas inusuales o sensaciones táctiles.
- Hiposensibilidad sensorial: Por otro lado, algunas personas con autismo pueden tener una menor sensibilidad a ciertos estímulos sensoriales. Pueden tener dificultades para percibir sutilezas auditivas, visuales o táctiles, y pueden buscar estimulación sensorial intensa para compensar esa falta de sensibilidad.
En el autismo, el sistema vestibular y la propiocepción pueden estar afectados en algunas personas, lo que puede influir en su procesamiento sensorial y en su comportamiento. Estos son dos sistemas sensoriales importantes que desempeñan un papel crucial en la percepción del cuerpo, el equilibrio la coordinación motora y la orientación espacial.
Muchas personas con autismo pueden mostrar ciertas características o preferencias sensoriales, y algunos individuos pueden procesar o asimilar mejor la información visual que la información auditiva o táctil. Esto puede deberse a que el procesamiento visual es una fortaleza para ellos, o porque pueden tener dificultades en la comunicación y la interacción social, lo que lleva a una mayor dependencia de las señales visuales para comprender el entorno.
El autismo es una condición permanente, pero con el apoyo adecuado y la intervención temprana, las personas con autismo pueden desarrollar habilidades y vivir una vida plena y significativa. El tratamiento puede incluir terapia conductual, terapia ocupacional, terapia del habla y del lenguaje, así como otros enfoques centrados en las necesidades individuales de la persona.
NIVELES DE GRAVEDAD DEL TRASTONO AUTISTA
Según el DSM-V se utilizan tres niveles de gravedad de autismo, que se basan en el grado de apoyo que necesita la persona para comunicarse, socializar y realizar actividades cotidianas.
Los tres niveles de autismo son:
GRADO 1: Requiere apoyo social
En este nivel, las personas con autismo necesitan apoyo para comunicarse y socializar, y pueden tener dificultades para iniciar y mantener conversaciones. Es posible que tengan intereses restringidos y patrones de comportamiento repetitivos, y pueden necesitar ayuda para enfrentar situaciones nuevas o estresantes. Los problemas de organización y de planificación dificultan la autonomía.
GRADO 2: Requiere apoyo sustancial
En este nivel, las personas con autismo tienen más dificultades para comunicarse y socializar, deficiencias notables verbales y no verbales. Es posible que necesiten apoyo para realizar tareas cotidianas, como vestirse, bañarse y preparar la comida. Pueden tener intereses y comportamientos restringidos/repetitivos más intensos y pueden tener problemas para adaptarse a los cambios en su entorno. Ansiedad y/o dificultad para cambiar el foco de la acción.
GRADO 3: Requiere apoyo muy sustancial
En este nivel, las personas con autismo tienen dificultades graves para comunicarse y socializar, y deficiencias verbales y no verbales. Es posible que necesiten apoyo para realizar tareas cotidianas y para su cuidado personal. Interacciones sociales limitadas y una respuesta mínima a la apertura social de las otras personas. Pueden tener intereses y comportamientos restringidos/repetitivos muy intensos, y pueden tener dificultades para adaptarse a cualquier tipo de cambio en su entorno. Ansiedad intensa/dificultad para cambiar el foco de acción.
Por ejemplo, una persona con pocas palabras inteligibles, que raramente inicia una interacción y que, cuando lo hace, utiliza estrategias inhabituales para cumplir solamente con lo necesario, que únicamente responde a las aproximaciones sociales muy directas.
Es importante tener en cuenta que estos niveles de autismo no son una forma de medir el valor o el potencial de una persona con autismo. Todos los niveles de autismo pueden presentar desafíos, pero también pueden ser una fuente de fortalezas y habilidades únicas. La comprensión y el apoyo adecuados pueden ayudar a todas las personas con autismo a desarrollar su máximo potencial.
¿CÓMO DETECTAR EL AUTISMO?
La detección temprana del autismo es importante para garantizar que los niños reciban la intervención y el apoyo necesarios lo antes posible. Sin embargo, debido a que el autismo es un trastorno del espectro autista (TEA) que afecta a cada persona de manera diferente, la detección puede ser complicada.
Aquí hay algunos signos tempranos comunes del autismo que pueden ayudar a detectarlo:
- No responde a su nombre
Los bebés y los niños pequeños suelen responder cuando se les llama por su nombre, pero los niños con autismo pueden no responder o parecer no escuchar.
- No mantiene contacto visual
Los bebés y los niños pequeños suelen mirar a las personas a los ojos para hacer contacto visual, pero los niños con autismo pueden evitar el contacto visual o no mantenerlo durante mucho tiempo.
- No imita
Los bebés y los niños pequeños suelen imitar los movimientos y los sonidos de los demás, pero los niños con autismo pueden no hacerlo o tener dificultades para imitar de manera apropiada.
- No señala para mostrar algo
Los bebés y los niños pequeños suelen señalar objetos o personas para mostrar interés o llamar la atención, pero los niños con autismo pueden no hacerlo o tener dificultades para hacerlo.
- Falta de interacción social
Los niños con autismo pueden tener dificultades para establecer relaciones sociales y comunicarse con los demás, lo que puede manifestarse en la falta de interacción social o en la falta de habilidades para iniciar o mantener conversaciones.
- Comportamientos repetitivos
Los niños con autismo pueden tener patrones de comportamiento repetitivos, como balancearse o aletear las manos, o tener intereses intensos y restringidos.
Si notas alguno de estos signos, es importante hablar con el pediatra o un especialista en el desarrollo infantil para obtener una evaluación más completa. Es importante recordar que estos signos no siempre significan que un niño tenga autismo, pero una evaluación temprana puede ayudar a garantizar que reciba el apoyo y la intervención adecuados.
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